Desde hace semanas voy rumiando unas frases que he escuchado incansablemente durante mi vida, y es curioso que en estos últimos días hayan surgido situaciones diversas que me han hecho reflexionar.
Crecí con una mujer formidable, mi abuela. Una mujer entera, íntegra, que ha tenido que vivir situaciones muy desagradables en su vida, como quedarse viuda muy joven o ver morir a dos hijos. Razones de peso para parar el mundo y bajarse, y no querer saber nada más. Sin embargo, crecí con una mujer que nunca amargó a su entorno por la desdicha que vivió. Dentro de su dolor, siguió siendo una mujer viva, con fuerza, con capacidad de lucha ante lo que le viniera en el camino. De alguna manera, este listón ha sido muy alto. Porque cualquier cosa que me ocurriera desde mi adolescencia entendía que era infinitamente menor que lo podrían haber pasado otros.
Hoy escucho a mi abuela alguna vez decir que quizás tragó demasiado, que no es bueno guardarse tanto dolor, porque lo haces para no hacer sufrir a los demás, pero que no es bueno para ti mismo. Curiosamente estos días estoy leyendo El año del círculo mágico de Joan Didion, en el que la autora trata el duelo por la pérdida de su marido. Un libro muy doloroso pero esclarecedor. Se me quedó grabada la frase "esa admiración social hacia quienes han sufrido una pérdida y ocultan totalmente su dolor, de forma que nadie adivinaría que haya sucedido algo". Y esta es exactamente la idea que impera en nuestra sociedad. Y siento decir que es lo más insano que se puede hacer. El otro día hablaba con una amiga sobre la cuestión de superar situaciones, lo que hoy llamamos resiliencia (en psicología, capacidad que tiene una persona para superar circunstancias traumáticas como la muerte de un ser querido, un accidente, etc.) Y hablábamos el daño que nos han hecho esas ideas de "hay que ser fuerte", "no llores", "hay cosas peores en la vida". Y me pregunto, ¿qué pasa si uno llora? ¿hay riesgo de que las lágrimas te desintegren y dejes de vivir?, y si te sientes triste, ¿qué pasa? Mi amiga me dijo algo muy cierto, y que me pareció precioso, necesitamos de la autocompasión. ¿Por qué tenemos compasión por los demás y para nosotros somos los más duros y no nos dejamos pasar ni una? Esa frase de "no te autocompadezcas!" ¿y por qué no? ¿no he perdido algo valioso en mi vida? ¿no se me han descuadrados los esquemas? ¿me permites un tiempo para ayudarme, para acariciarme y llorarme? Yo, a mí misma.
Qué manía con ese velo que nos imponen para que ocultemos lo que verdaderamente sentimos. Creo en el equilibrio, creo que todo en exceso es malo, pero creo que permitir el dolor y la tristeza en nuestra vida no es dar rienda suelta a nuestros sentimientos. Siempre debemos controlar lo que sentimos, lo que pensamos, no es una cuestión de "siento y hago lo que me sale del cuerpo, porque estoy justificada". Debe haber un equilibrio, pero permítete llorar, permítete ese tiempo que necesitas para reponerte. No te vas a quedar anclada, vas a seguir adelante, es más, si no te tomas ese tiempo, quizás tu problema se convierta en una patología.
Mi tío Rodri (al que añoro más de lo que nadie imagina, y daría lo que fuera por una charla con él) decía que era bueno llorar, porque necesitábamos limpiar nuestros ojos, y así veríamos mejor. Y así es.
Esto me hacer rememorar un período muy doloroso de mi vida. Después de muchos años de relación con una persona, con un nivel de dependencia excesiva por mi parte, un día llegó a su fin (bueno, no fue un día, unos meses). Y a pesar de la dependencia que tenía hacia esa persona la que dio el paso fui yo. Era una relación muy tóxica que me hizo más mal que bien (pero esto sería otra entrega en mi vida novelesca). A los meses de aquello comencé a salir y a sentirme un poco mejor. En aquel momento creí cometer un error cuando conocí a Fran y accedí a tener una cita con él. Al principio estaba muy reacia, pero en realidad creía que sólo iban a ser un par de citas. Bueno, hoy Fran es mi marido, y agradezco aquel error que creí cometer porque era muy pronto para empezar a ver otra persona.
Lo cierto es que cuando Fran y yo comenzamos nuestra relación (un tanto especial, al principio muy informal pero, sin darnos cuenta nos habíamos hecho inseparables) ocurrió algo que no me cuadraba. Comencé a sentir todas las señales del proceso de luto. Estaba con una persona totalmente distinta, estaba viviendo una relación sana y equilibrada, pero yo empecé a experimentar sentimientos muy extraños. Empecé a tener ciertas fobias, mi cerebro empezó a desbloquear recuerdos que me hacían mucho daño, y pasaba de la rabia, a la ansiedad y la tristeza a una velocidad vertiginosa. Fue un proceso muy complicado. Sin embargo, al poco tiempo me di cuenta de lo que me estaba pasando, y entendí lo que debía hacer. Tenía que pasar por aquello, debía superar la muerte del primer amor, debía racionalizar todos aquellos años que había permitido tanto dolor en mi vida, debía aprender de aquella situación, y tenía que reconstruirme. Entendí que si no hacía aquello no podría tener una relación sana y equilibrada con otra persona.
Y a eso me dediqué. Fueron dos años muy duros, con altos y bajos. Lo tenía todo, tenía una nueva vida, un hombre maravilloso a mi lado, pero yo no estaba bien, y tenía que arreglarme. Y no podía hacerlo nadie por mí. Yo tenía que curarme mis heridas y quererme como nadie lo había hecho. Al principio hubo personas de mi entorno que no comprendían mi estado, y arengaban con "tienes que ser fuerte" "no entiendo por qué estás así" "eso ya pasó"... intenté explicar lo que había comprendido, y lo que debía hacer. Y no sé si me entendieron, pero por lo menos me respetaron y espaciaron más en el tiempo esos comentarios. Tuve un pilar importante, Fran era un hombre que conocía desde hacía pocos meses, pero entendió perfectamente la situación, y estuvo a la altura de una manera admirable. No tendré vida para agradecer la tranquilidad que me trasmitía en cada momento, la naturalidad con la que afrontaba crisis de ansiedad, llanto y silencio. Nunca intentó acelerar el proceso, nunca perdió la paciencia, y siempre estuvo atento para conversar horas y horas sobre lo mismo. Yo me impacientaba a veces y decía "¿pero cuándo voy a poder salir de esto?" y el siempre me decía "tranquila, es normal, todo pasa y esto también pasará" y me cantaba para calmarme. Escribiendo esto recuerdo una frase que me dijo mi pastor cuando acudí a él en busca de consejo, y me dijo "los caminos del Señor son tan inexplicables! quizás lo que sembraste en tu anterior pareja, tanto amor, tanto sacrificio, tanta comprensión, tantos años... quizás lo estás recogiendo en Fran. El Señor promete que lo que el hombre sembrare eso segará, pero no dice ni cuando ni con quién" Qué gran frase...
La verdad es que en esos dos años terminé mi carrera a duras penas, y no hice mucho más. En aquel momento sentía que debía hacer más. Pero hoy entiendo la importancia del concepto "tiempo" en aquel momento, y fue lo mejor que hice, curarme. Nada de esto habría sucedido sin la ayuda del Señor, que me dio luz y las herramientas para poder superarlo. Fran y yo celebramos esta victoria, un año después confirmamos nuestro amor, y nos casamos. Lo mejor que hicimos, sin duda. Me casé con mi mejor amigo.
Pues este es un aprendizaje que incorporé a mi código de vida, hay que luchar, por supuesto, pero también a veces hay que parar, llorar, dolerse, y curarse, para seguir. Y esta es otra estrategia de lucha. La semana pasada hablaba sobre la felicidad, y creo que aún en momentos así podemos ser felices, porque como escribí, la entiendo como un estado del alma, la capacidad de aceptar cada momento, y si ese momento requiere de autocompasión, somos felices con ello.
Cuando atrevieses por una situación dolorosa, deja entrar el dolor, sólo así podrás gestionarlo y vencerlo. Llora, limpia tus ojos porque así verás mejor.





2 comentarios:
Acompaña al dolor, siéntelo y brotará como una fuente que arrasará... limpiará y en silencio, pues así ha de ser, dejará limpio un nuevo camino. No hay que tirar para adelante siempre mordiendo, siempre suspirando el agobio... cuando sale, deja impregnada una nueva paz que sienta las bases.
Me ha gustado mucho esta entrada, Betsa... mucho... me ha tocado
Gracias!!! :)
Que bonito lo que has comentado, así es como lo veo. Gracias por leerme y compartir. un abrazo de esos enoooormes que doy
Publicar un comentario