El buen tiempo me ha dado la bienvenida con una gripe que se me ha ido agravando hasta llegar a una bronconeumonía, la palabreja tiene miga la verdad, pero a pesar de lo feo que suena, no me voy a morir de esto. Por ahora llevo una semana encerrada en casa, que no me asomo ni al patio. La verdad es que cuando uno se enferma se le para la vida, y yo me subo por las paredes.
Ahora que llevo unos días ya sin fiebre puedo hacer algo más dentro de casa, y aunque no tengo muchas ganas de nada, por lo menos estoy tejiendo. Me ha apetecido leer pero la cabeza la tengo como un bombo y no resisto más de una página.
En un par de semanas se me acaban las prácticas y ¡me da una penita! Mi amiga Nubia tenía razón y lo mejor del Máster son las prácticas. He disfrutado como una niña pequeña, me he enamorado de todos y cada uno de los niños, me los llevaría a todos a mi casa. ¡Qué loca! Mi tutor es un sol y me está haciendo mi estancia muy amena. Es un gusto encontrarte en el camino con personas dispuestas a ayudar y a ofrecerte su mejor sonrisa.
Por las cosas que me van ocurriendo, suelo oír de personas que rondan a mi alrededor: "¡Es que tienes una suerte!". Pero yo sé que no es suerte, es que tengo al jefe de mi parte y Dios va allanándome el camino. Siempre me acuerdo de lo que le dijo Dios a Josué cuando relevó a Moisés en su trabajo: "Esfuérzate y sé valiente... nadie te podrá hacer frente en todos los días de tu vida; como estuve con Moisés, estaré contigo; no te dejaré, ni te desampararé". Siempre recuerdo esa promesa que fue hecha a él y a mí también. Josué no lo tenía fácil, debía trabajar, como hizo Moisés, con el pueblo de Israel, y el pueblo de Israel era todo menos dócil y obediente. Y a veces me pasa, me encuentro con obstáculos en el camino que me parecen gigantes, como le fue el paso del Jordán o la ciudad de Jericó para Josué. Gigantes que nos encontramos en el camino. Pero he experimentado a lo largo de mi vida que si me esfuerzo, soy valiente y tengo Fe, el Señor me ayuda.
Por las cosas que me van ocurriendo, suelo oír de personas que rondan a mi alrededor: "¡Es que tienes una suerte!". Pero yo sé que no es suerte, es que tengo al jefe de mi parte y Dios va allanándome el camino. Siempre me acuerdo de lo que le dijo Dios a Josué cuando relevó a Moisés en su trabajo: "Esfuérzate y sé valiente... nadie te podrá hacer frente en todos los días de tu vida; como estuve con Moisés, estaré contigo; no te dejaré, ni te desampararé". Siempre recuerdo esa promesa que fue hecha a él y a mí también. Josué no lo tenía fácil, debía trabajar, como hizo Moisés, con el pueblo de Israel, y el pueblo de Israel era todo menos dócil y obediente. Y a veces me pasa, me encuentro con obstáculos en el camino que me parecen gigantes, como le fue el paso del Jordán o la ciudad de Jericó para Josué. Gigantes que nos encontramos en el camino. Pero he experimentado a lo largo de mi vida que si me esfuerzo, soy valiente y tengo Fe, el Señor me ayuda.
Y en esas estoy, afrontando la vida, con valentía... y aunque estoy muy lejos de ser mínimamente perfecta, me esfuerzo para mejorar. Y oye, desde que me tomo la vida así, no me cabe tanta bendición. Por un lado y otro voy viendo luz, no sin esfuerzo, no sin aprendizaje, porque la verdad es que la vida no es para nada fácil ni un camino de rosas, pero como ya he dicho otras veces, también depende mucho de la actitud que cada uno tenga. A veces me quedo un poco aplastada en el suelo, pero bueno, se me pasa, me levanto, y sigo.
Me quedan unos días de enclaustramiento en casa. Espero que la próxima semana ya esté mejor para volver a las prácticas y a mi vida normal. Por lo pronto, seguiré tejiendo y disfrutando de un placer que hacía mucho tiempo que no experimentaba, escuchar a Pedro Guerra. El otro día me emocioné muchísimo escuchándolo porque fue la banda sonora de mi infancia y se me despertaron muchas emociones y recuerdos que tenía guardados. Aquellas tardes de verano a la guitarra con mis manos pequeñitas, escuchando letras que me conmocionaban porque muchas no entendía y algunas las intuía. Escuchar a Pedro me atrapa y me hace sobrevolar el momento. Su música sale de mis entrañas y es como volver a casa.


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