Parece que la única manera que tengo para poner pies en tierra es sentarme un rato a escribir. Yo no pensé que este verano iba a ser tan raro. La polvareda de la resaca postoposiciones aún se nota en el ambiente, aunque poco a poco voy haciendo un hueco a la Betsabé "antes de".
Los días pasan volando, he olvidado por completo todos los planes que tenía para este verano. Con la pata desconchada de mi suegra hemos tenido que posponer nuestro ansiado campamento, pero espero que la última semana de este mes podamos disfrutar de unos días perdidos en esa corona forestal. Pero sí acabamos de disfrutar de una semana maravillosa en El Hierro. ¡Ay! qué días más buenos hemos pasado. Ha sido una semana paradisíaca en todos los sentidos: unos parajes preciosos, unos baños al sol en agua cristalina, una compañía inmejorable. Fuimos con nuestra pareja amiga Josué y Alba, que nos invitaron a una casa que tienen allí. No conocía la isla, y mantengo la opinión de que los canarios somos muy afortunados de tener estas islas tan diferentes, tan ricas en contrastes. Pues eso, hemos tenido días de chuzos en charcos, muelles, calas... hemos comido mangos dentro del agua, hemos disfrutado de unas veladas llenas de risas y confidencias. Hemos afianzado nuestros lazos, una amistad profunda de toda la vida que pasa a ser tu familia.
Llegar a casa también ha sido estupendo. Siempre que volvemos a casa decimos lo mismo ¡hogar dulce hogar! Porque nos gusta estar aquí, tenemos nuestro nidito, nuestro hogar... que nos hace recuperar el norte después de unos días fuera y nos calma el alma.
Otra novedad, ya tengo destino para este primer año de prácticas. A 20 minutos de casa. Una gozada. Lo cierto es que me dieron un primer destino a 50 minutos, bastante lejos, cuando el norte deja de ser norte y pasa a ser sur, pues ahí me mandaron. Pero oye, yo contenta estaba porque estaba dentro de mi lista, aunque bastante lejos de los primeros puestos, y pensé que si tenía que ir hasta allí, debía ser por algo. Así que ni reclamé. Pues estando en El Hierro me enteré que me habían cambiado, a una zona más cerca y a un centro aún mejor que el anterior. Si es lo que digo, milagro tras milagro me van sucediendo las cosas. Después de haber ido a inspección médica, hacer todo el papeleo y demás, ya me voy creyendo lo que me ha ocurrido. Imagino que el colofón será cuando llegue ese primer día de trabajo ¡Qué nervios!
Aún nos quedan vacaciones. Esta semana hemos tenido papeleo varios, me he hecho una lista enorme de personas a las que quiero ver, tomarme un café y ponerme al día. He avanzado un poco en esa lista pero se ha quedado a medias a la espera de terminar las vacaciones. Queremos dejar algunas cosas terminadas esta semana porque la próxima semana nos vamos a un apartamento de la madre de mi padre. Fue su regalo de boda hace 4 años. Y la verdad es que hasta ahora no habíamos pensado hacer uso de él. Este verano he dicho, qué narices, vámonos y disfrutemos, que este año vendrán curvas. Así que estaremos una semana de relax, sol y piscina. Y paseos. Y lectura. Y de todo. Y luego nos queda nuestros días de campamento.
Aún hay tiempo.




0 comentarios:
Publicar un comentario